martes, 28 de febrero de 2012

Hija del Rigor

Hoy rendí un final. Es la segunda vez que lo rindo, y en caso de desaprobarlo tengo que recursar la materia porque se vence la regularidad.

Mañana se vence la regularidad de otra materia, y pasado se vence la de otra.

Para la de mañana no sé prácticamente nada, ya la rendí una vez y también la desaprobé. Para la de pasado mañana directamente no sé nada.

Una parte de mi está enojada conmigo mismo por ser tan boluda. Por no haber rendido antes, por no haberme sentado a estudiar con más tiempo y/o más dedicación.
Pero mi otra parte, me mira desde lejos y me entiende.
Sabe que por alguna extraña razón empecé a tenerle miedo a los exámenes, ya sean finales o parciales. 
Me gusta cursar, me gusta saber, me gusta opinar con fundamentos. Odio la gente que habla sin saber, que discute cagadas y que apenas la desafías a "googlear" la respuesta correcta hace un paso para atrás.
No me gusta no saber. Soy una máquina de "googlear", creo que Google es el mejor invento del siglo, le gana a los nuevos celulares, a Android, a los LCD, a todo.
Y, hablando de celulares, desde que tengo un equipo que me permite entrar a Internet en cualquier momento y/o lugar, siento que Google es mi mayor aliado. 
No me discutas, porque lo googleo. Si no tengo razón, bajo la cabeza y aprendo; si tengo razón, me gusta que la gente también aprenda.
Tengo una compañera de la facultad que me discute todas las boludeces que se le ocurren. Pero es el tipo de persona que nunca reconoce que está equivocada. Muchas veces termino dándole la razón porque me doy cuenta que es una mujer que está muy cerrada y es al vicio gastar en mi energía en ella.

Pero bueno, me fui del tema. 

Creo que es la primera vez que reconozco ante mi misma que tengo un problema con los exámenes.
Tal vez por eso no me siento a estudiar. Tal vez por eso no me concentro. Si no supiera que me están por evaluar, tal vez estudiaría más.

Lo que sí sé es que dejo TODO para último momento, y cuando me refiero a todo es a todo.
Si tengo una fiesta importante, dejo hasta el último día para medirme el vestido que supongo que me anda bien, que está limpio y que no hay que hacerle nada.
Si me dicen que vamos a salir a las 10.00, recién a las 9.30 entro a bañarme. Me baño a los pedos, me pongo lo primero que encuentro y le agradezco a Dios una vez más por haberme bendecido con un pelo extremadamente lacio que pase lo que pase siempre me queda igual.

Por qué soy así? Por qué dejo todo para el último instante?
Por qué trato de salvar relaciones recién cuando veo que están en la etapa terminal?
Por qué recién empiezo a hacer dieta cuando mi cuerpo está al limite con el sobrepeso?
Por qué no cuido mi tiempo?
Por qué no valoro todo lo que tengo?

De alguna manera tengo que empezar a ver el vaso medio lleno en vez de verlo siempre medio vacío.

Tonta no soy. Capacidad tengo. Qué me falta?
Me falta ser normal?????





lunes, 27 de febrero de 2012

Hola, soy Lola...

Tengo un nombre muy raro.

Para mi no es raro porque lo escucho desde que nací. Pero cuando alguien me pregunta como me llamo, suele pedirme que lo repita porque no lo entendió o porque cree que escuchó mal.
Cuando recibo una llamada de un número que no tengo agendado y al atender me preguntan por "Noelia", automáticamente sé que me están llamando de alguna empresa que quiere venderme o cobrarme algo. Para los empleados de un call center, mi nombre les resulta imposible de decir y optan por llamarme por mi segundo nombre.

Considero que mi nombre es muy bonito, tal vez es lo más bonito y original que tengo. Lo eligió mi mamá en honor a una actriz que a ella le gustaba cuando era chica y, curiosamente, mi bisabuela paterna también se llamaba así. Se podría decir que al bautizarme con ese nombre tan original, lograron conformar a los dos lados de la familia.

Según mi papá, mi nombre significa "Primera", lo cual tiene un cierto grado de ironía porque no me siento primera en absolutamente nada. Puedo sobresalir en un grupo de personas, pero nunca soy la primera. Nunca fui la primera en ser invitada a bailar en una fiesta; tampoco me elegían primero para formar parte de un juego; y no sé si alguna vez fui la primera opción de algo o de alguien.
Soy la hija, sobrina, prima y nieta más chica de mi familia. No tengo primitos ni sobrinitos, refiriéndome a mi familia directa.
Fui la última en llegar.

Según los libros, mi nombre tiene un significado distinto al que dice mi papá. 
Más de una vez leí que mi nombre significa "la que tiene la fortaleza de una roca", con esa definición siempre me sentí más identificada.
Según Wikipedia fortaleza es una de las virtudes cardinales que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad. La fortaleza asegura la firmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por una causa justa.
Definitivamente en esto le creo más a los libros que a mi papá.

Sin embargo, a pesar de tener un nombre raro, bonito y con un gran significado, mi nombre "artístico" siempre es Lola. Creo que casi todas mis contraseñas alfanuméricas empiezan con Lola (por favor no aprovecharse de este dato para acceder a alguna de mis cuentas)
No sé lo que significa Lola y por ahora no voy a buscar su significado en Internet.
Lola es mi perra. Una PP (puro perro) de color negro con el pecho blanco. La vi por primera vez en la parada de la avenida cuando me iba a trabajar, cuando volví ella seguía ahí. Era chiquita, casi toda negrita y no sé si era linda; pero sabía que era mía y que no podía dejarla ahí. Sentía que si no hacía algo por ella, la iba a atropellar un auto o le iba a pasar algo. La traje a mi casa y nadie la quiso. Mi mamá, mi otra perra, Olivia, y mi gato que ya no está, Simón, me pusieron su mejor cara de culo cuando la vieron llegar. Prometí que se iba a quedar por unos días, hasta que le consiga una familia; pero la Lola era tan pavota y tan fea que nadie la quiso, no había ser humano que quisiera adoptarla, y así Lola pasó a ser parte de mi familia. Hace casi 6 años que estamos juntas.

Lola es el optimismo hecho perro. 
Nunca estuvo enferma y siempre supo manifestar su personalidad. 
Lo único que logró aprender fue a dar la mano y a sentarse. 
Lo más adorable que hace es llevarse su plato lleno de alimento a donde ella quiera sin tirar ni un granito al piso. Si se enoja por algo, levanta su plato y se va. Pero no sabe traer el plato para que una se lo vuelva a llenar de alimento cuando se le acaba.
Lola siempre mueve la cola. No importa que la rete o que amenace con pegarle con el diario, ella siempre me mueve la cola. 
Lola es incondicional conmigo, o mejor dicho es incondicional con toda mi familia.
Tengo tres perros en total. Lola es la más miedosa (corre bajo la cama de mi mamá cuando escucha un trueno), pero es la más guardiana. Camina toda la noche por dentro de la casa, vigilando, cuidándonos. Cientos de veces me despertaron sus ladridos porque escuchó un gato a lo lejos, y cada vez que me despertó la reté hasta que se calló. Después de retarla, suelo darme cuenta que le grité por un gato pero que duermo tranquila porque sé que ella nos cuida de noche.

Lola no es ni la más linda, ni la más inteligente, ni la más simpática de mis bichos, pero íntimamente reconozco que es a la que más quiero. A Olivia también la adoro, pero la Oli es más de mi mamá, tienen el mismo caracter y es más egocéntrica.
Lola es incapaz de morderme o de atacarme, y siempre que me ve mal, mueve su cola y busca la manera de consolarme o de hacerme sentir mejor.-




No logro sacarle una foto con mejor calidad porque apenas ve la cámara o el celular, corre espantada.
Dicen que a los indios no dejaban que les saquen fotos. Tal vez Lola también es una India.

domingo, 26 de febrero de 2012

Soy Normal???

Hace mucho tiempo escribí mi primer blog.

Era lindo, me permitía manifestar mis ideas, mis pensamientos, mis cosas. No sé si lo leía mucha gente o no, pero se podría decir que tenía unos cuantos seguidores fieles.

Después, por esas de la vida que una tiende a olvidar, dejé de escribir.

Al tiempo de haberlo abandonado a ese espacio, armé otro. Mi segundo blog muestra (o mostraba) una persona que ya no soy. En ese tiempo estaba inmensamente enamorada, creía que había encontrado al amor de mi vida, y que con eso era suficiente.
Un día el amor de mi vida me dejó y yo dejé mi blog.
Sentía que ese blog se reía en mi cara por haber sido tan incrédula.

Después de eso, empecé otros cuantos. Pero todos quedaron en la nada, escribí un par de veces, y los dejé.

Hoy empiezo uno nuevo, uno que vengo pensando desde hace un tiempo. A este no creo dejarlo por la mitad.
Este espacio surge por culpa de Twitter. Un día me hice una cuenta en esa red social y me gustó. En Twitter digo lo que pienso, lo que siento y no me importa si al otro le gustan o no mis 140 caracteres. 

Pero ese es el problema de Twitter, 140 caracteres me resultan poco.

Tengo todas las condiciones para ser una paciente psiquiátrica. 
Todo mi entorno funciona de tal manera que tranquilamente me podría hacer consumidora habitual de sustancias prohibidas por la ley.
O, para no ser tan dramática, podría fumar un paquete de Marlboro por día o emborracharme con cualquier bebida cada vez que se me presente una oportunidad.

Sin embargo, no tengo ningún vicio.
No tomo, no fumo y nunca en la vida probé algún tipo de droga.
Mi única adicción es la Pepsi, o Coca Cola en su defecto.

No sé decir que NO. 
Soy la amiga, la empleada, la alumna, la hija que siempre dice que si.
Las pocas veces que digo que NO a algo, la gente me mira asombrada y/o desilusionada, y con esa simple mirada consiguen que diga que si.
Aclaro que no soy sumisa, tengo carácter y sé sobresalir sobre el resto. Pero me desespero por quedar bien con todo el mundo, y la simple posibilidad de que alguien se enoje o se moleste conmigo, me asusta.

La idea original de este blog es poder contar mi historia, lo cual no es nada original ya que casi todos están convencidos que sus historias de vida son especiales.

No sé si mis historias son tan especiales, pero sí se podría decir que son distintas.
Tengo una familia diferente a la tradicional. 
Mi trabajo hoy en día se volvió común en esta zona del país, pero soy un "dinosaurio" dentro de esa empresa porque ya llevo más de tres años ahí adentro.
Tengo un abanico de amigas; mis amigas son todas distintas y no tengo un grupo de amigas. Mis amigas no son amigas entre ellas.
Tengo un novio extremadamente bueno. Nos pusimos de novios por primera vez hace siete años atrás. Ya perdí la cuenta de la cantidad de veces que fuimos y volvimos. Suelo decir que no estoy loca de amor, pero a la vez no me imagino mi vida sin él. Nunca sentí que fuera el amor de mi vida, pero si estoy feliz lo quiero compartir con él, y si estoy triste quiero llorar en su hombro porque nada me da más tranquilidad que escuchar su voz.
Pago una fortuna de cuota en una universidad privada, pero no me esfuerzo en estudiar ni en avanzar en la facultad. Lo irónico es que siempre digo que lo que más quiero en la vida es recibirme.

A todo esto me olvidaba del detalle más importante, tengo 30 años y todavía no sé que quiero hacer de mi vida.

Definitivamente no soy normal.