Lola con sus cachorros (18/04/2010) |
En una de mis primeras publicaciones, escribí quien es Lola y lo que significa ese ser en mi vida.
Lola es mi perra negra sin raza de color negro. Lola es mi amiga (por más loco que suene) y Lola es la que siempre me cuida y busca la manera de hacerme sentir mejor cuando siento que la vida se me ríe en la cara.
El Jueves 2 de Agosto Lola me despertó a la madrugada, con una de sus patas me arañó la cara y me obligó a despertarme. La reté, me di media vuelta y seguí durmiendo. Esa mañana me levanté y la noté rara, tenía una mirada extremadamente triste, no quiso salir al jardín a hacer la pis como la hace cada mañana y por primera vez en la vida rechazó la galletita del desayuno.
Le avisé a mi mamá, la cual le quitó importancia, y totalmente angustiada me fui a trabajar.
A media mañana mi mamá me mandó un par de mensajes de texto contándome que Lola ya estaba mejor. Que le había dado una pastilla para el hígado y que estaba en el fondo tomando sol. Sentí que el alma volvía a mi cuerpo.
Esa misma tarde Lola empezó a temblar desde la punta de las orejas hasta la punta de la cola. Nos asustamos y la llevamos al veterinario.
Fernando, el "pediatra" de mis hijos se sorprendió al verme llegar con mi negra. Mi negra nunca se enferma, y cada vez que tengo que correr a lo de Fernando es por Olivia, nunca por la Lola.
La revisó, me dijo que podía ser un virus, le puso un par de inyecciones y nos mandó de vuelta a mi casa con una tira de pastillas para darle cada 12 horas y una dieta.
Llegamos a mi casa, y Lola estaba mejor.
La mañana del Viernes 3 me levanté temprano para ir a trabajar y Lola, ya con mejor ánimo, me miraba echada en un sillón. Me recibió la galletita del desayuno pero no quiso salir a hacer pis. Me fui a trabajar tranquila.
Un poco antes del mediodía, mi mamá me mandó un mensaje para avisarme que la Lola no caminaba y que ya lo había llamado a Fernando para que venga a verla apenas pueda.
Ayer se cumplió una semana desde que mi Lola dejó de caminar. Fernando viene a verla todos los días, todos los días le pone una inyección y nos dice que hay tener paciencia. No está muy seguro de lo que tiene (y eso que él suele darme los diagnósticos por teléfono y siempre le acierta), el Lunes le vamos a hacer una placa para ver si no tiene comprometida la médula. Fernando dice que si la médula no se encuentra comprometida, ella va a volver a caminar; pero si es al revés mi negra no va a caminar de nuevo.
Mi Lola es tan fuerte que se las ingenia para movilizarse por toda la casa. Come, toma agua y está atenta a todo como si no le pasara nada. Se arrastra por toda la casa y cada día tiene más agilidad para trasladarse de un lugar a otro, pero no camina.
La pareja de mi mamá y una amiga nos dijeron que la perra está sufriendo, y que no merece vivir así.
Tan poco me conocen que creen que soy capaz de sacrificar a un animal porque no camina? Ella no está enferma, no llora ni baja sus orejas; simplemente no puede caminar, pero fuera de eso está sana.
Si llegara a tener comprometida la médula, le compraré uno de esos carritos para perros, pero jamás le quitaría la vida. Su instinto de supervivencia y su optimismo nato harán que se adapte al carrito, pero ninguno de nosotros le quitará su vida.
La Lola es una luchadora y yo pienso luchar con ella todos los días hasta que se mejore.
Si el hecho de querer a los animales y de luchar por la vida y/o derechos me hacen anormal, quiero que todos sepan que me enorgullece no ser normal.